Entervista con Laura Petroni, Dj internacional.
Por lo general, cuando presenta a sus invitados, siempre endulza la forma en que los presenta, canta sus alabanzas incluso antes de darles la palabra.
Pero, aparte de que en Yunta De Oro no estamos acostumbrados a los halagos mezquinos y reconocemos los méritos por lo que realmente son, en este caso, de todos modos, no necesitamos grandes presentaciones.
Tendremos el gusto y el placer de tener con nosotros en la Classica el 18 de Marzo, luego del enorme parón por la pandemia, a la gran musicalizadora argentina Laura Petroni.
Hola Laura, muchas gracias por aceptar nuestra invitación.
¡Hola muchachos! ¡Gracias a ti por invitarme!
Hemos pensado en tì para esta fecha de reapertura de la Classica porque era difícil parar por enésima vez después de tantos parones obligados y por ello queríamos una súper vuelta a la pista de nuestros amigos tangueros con una súper presencia.
Tenemos la suerte de tenerte cerca, vives en Florencia y necesitas saber cómo aprovechar al máximo estas fortunas.
¿Cómo estás?
Estoy muy bien, muy contenta con vuestra invitación, que me permite ser parte de este reinicio milonguero y de la reapertura de “La classica”. Un momento que tanto esperamos quienes queremos al tango. Y por esta alegría les estoy muy agradecida.
Cuéntanos un poco sobre ti, ¿cómo llegaste a Florencia?
En mi llegada a Firenze tuvieron mucho que ver mis orígenes familiares toscanos, más precisamente luqueses. Ya años antes de decidir quedarme en la ciudad, había visitado varias veces la Toscana como turista, siempre guiada por un interés especial dado por mis antepasados. Mas adelante, si bien me encontraba muy bien en mi querida Argentina, la curiosidad que siempre sentí por conocer otras culturas, idiomas y paisajes, me llevaron a buscar nuevos horizontes. Así viví algunos años en París, Barcelona, y llegué a Firenze, donde finalmente me quedé, con la intención además de profundizar mi conocimiento de la lengua italiana, estudiando en la Universita per Stranieri de Siena.
Somos tipos curiosos. ¿Qué es lo que más extrañas de Argentina?
Fundamentalmente extraño mis afectos, el contacto estrecho y directo con mis familiares más cercanos, principalmente mis sobrinos, a los cuales adoro. Y obviamente también extraño las pequeñas y grandes cosas cotidianas que hacen a la “argentinidad”, y que trato de recuperar y disfrutar cada vez que viajo a mi país. Entre estas cosas, por supuesto que ir a las milongas de mi ciudad , Rosario, y las de Buenos Aires, y claramente ir a la cancha a ver a mi amado Rosario Central.
¿Cuándo comprendió que la profundización de las orquestas y la música del Tango se convertiría en su pan de cada día? ¿Recuerdas el momento en que decidiste que querías ser musicalizadora?
En principio, como argentina, el tango forma parte de mi identidad, y siempre estuvo presente aun desde mi infancia. En mi casa había discos de tango y recuerdo, por ejemplo, que era una costumbre muy querida sentarnos toda la familia para ver el programa “Grandes Valores del Tango”, un clásico de la televisión argentina. Más adelante, cuando me acerqué a las milongas, al inicio para bailar, mi interés fue creciendo fuertemente, empezando a estudiar en mayor profundidad las orquestas, y como parte de eso empecé a hacerme mis propias listas, por gusto y diversión. En algún momento alguien me propuso empezar a hacerlo, no ya para escuchar en privado, sino como musicalizadora en las milongas. Es decir, fue algo paulatino, pero que cada vez fue tomando más relevancia hasta convertirse en un trabajo y obviamente en una parte muy importante en mi vida.
Imagínate decírtelo a un público que te escucha por primera vez – es un juego, todos ya hemos podido escucharte al menos una vez en el trabajo – ¿cómo definirías tu estilo?
Podría decir que mi intención es tratar de rescatar principalmente la atmósfera bailable que nos daban las orquestas de la llamada “edad de oro” del tango, que podríamos situar genéricamente desde mitad de la década del treinta hasta mediados de los 50. No olvidemos que las orquestas de esa época estaban muy atentas a quienes bailaban, el eje central eran siempre la bailarina y el bailarín. Con esa premisa siempre presente, prefiero un acento vivaz en la música elegida, tratando de mantener un ritmo alto de baile. Por otro lado me han dicho, sobre todo en milongas de Alemania y Austria, que sentían que mi estilo también es muy romántico, algo que no busqué conscientemente, pero parece que está ahí, presente.
Ya te hemos dicho que somos curiosos 😛
¿Una tanda o un gesto que nunca falta mientras estás musicalizando? Algo del corazón que siempre te acompaña durante tu trabajo…
Dos cosas infaltables: por un lado, siempre la presencia del binomio Troilo-Fiorentino, que creo que por razones tanto musicales como afectivas, representan la esencia misma del tango que se debe escuchar en una milonga. Por el otro, la presencia de mi querida ciudad, Rosario, expresada en algunas de las cortinas que elijo, con canciones de artistas rosarinos destacados.
Pregunta ritual: ¡tu orquesta favorita, por supuesto!
Es muy difícil responder porque me gustan muchísimo todas las orquestas que elijo, pero podría decir que la del querido Aníbal Troilo, Pichuco, y la del “Troesma” Osvaldo Pugliese.
Mirando hacia atrás en tu carrera como musicalizadora, ¿te gustaría compartir con nosotros la anécdota más linda pero también la más divertida que te pasó en una milonga o con alguien en una milonga?
No sé si es una gran anéctoda, pero siempre recuerdo con algo de ternura la vez que al terminar una milonga en Suiza, un señor mayor, con su inglés marcado por un fuerte acento alemán, se acercó a saludarme, agradecerme por la música y luego de comentarme todo lo que significaba para él bailar el tango, me preguntó si alguna vez había oído hablar de un cantor llamado Gardel o algo así, ya que si bien alguien le había comentado que al parecer era muy conocido, nunca lo había escuchado cuando iba a bailar en las milongas de su Suiza natal.
Acaba de pasar el Día Internacional de la Mujer.
¿Qué te apetece decirle a todas esas mujeres que dicen “Ya estoy vieja y ya no bailo, los hombres eligen a las jóvenes”?
O tal vez te apetece decirle algo a los hombres….
Primero de todo, está claro que la situación de desigualdad e injusticia respecto de las mujeres que encontramos en todos los ámbitos, inevitablemente se refleja en la realidad de las milongas. El machismo en la milonga, que considera a la mujer sólo como objeto de disfrute (del tipo que sea), y que además está presente en otros tipos de conducta que vemos en el baile, debe ser denunciado, no aceptado como algo normal e inocente.
Creo que cada persona debería reflexionar sobre esto, y asumir que cambiando este comportamiento de cosificación de la mujer, la milonga en particular, y la sociedad en general, serán un lugar mejor.
¿Podemos decir que estamos totalmente de acuerdo? Ups, ya está hecho. Palabras santas.
Escucha Laura, en conclusion, tenemos una pregunta particular que hacerte, pero que no podemos guardar para nosotros.
Has estado en muchos lugares del mundo y has tenido el placer de observar muchas pistas de baile, muchas rondas.
Bueno, queremos un consejo tuyo que miras todo desde otra perspectiva, no solo musical, y que además eres argentino.
En tu opinión, ¿qué nunca debe faltar en una pista de tango para decir que es una buena pista, que sus bailarines son de buen nivel y que todo funciona bien?
Yo parto de la base de que la milonga principalmente es un lugar de encuentro, una fiesta. Y una fiesta es tal si todas las personas que participan de ella pueden disfrutar. Para lograr esto, creo que no hay otro instrumento mejor que asegurar el cumplimiento de los códigos de la milonga, que van desde el comportamiento en la pista, pasando por el respeto, hasta algo tan elemental como el aseo personal de quienes bailan. Cuando este código (que debería ser enseñado de la misma manera que se enseña el baile) como herramienta básica de convivencia, pasa a formar parte esencial de ese todo que forman participantes y organizadores, todo fluye, la fiesta está garantizada, y creo que es ahí cuando empezamos a celebrar que estamos ante una gran milonga.